En este volumen de la obra completa de Elias Canetti se han unido dos obras muy diversas pero hermanadas por un nexo común: la capacidad de oír y la fascinación por la lengua oral que tenía el autor. Las voces de Marrakesch (1954) es un espléndido conjunto de «apuntes después de un viaje» por la ciudad marroquí. El Testigo Oidor (1974) es un insólito libro en el que Canetti regresa a la descripción caracterológica para regalarnos «cincuenta caracteres» que nos brindan una divertida lección de humanidad.