Esta obra afirma que lo segundo: el ser humano se debe mostrar activo en
la eliminación de las trabas al despliegue de la felicidad, comenzando
por eliminar esas pasiones egocéntricas que son la envidia, el miedo o
la conciencia de pecado y reforzando las que impulsan hacia fuera de sí
mismo, que invitan a sentirse parte de la corriente de la vida: «Cuantas
más cosas interesen a alguien, más oportunidades de felicidad tendrá»,
afirma, para concluir que el ser feliz es el que se siente ciudadano del
universo "y goza libremente del espectáculo que le ofrece y de las
alegrías que le brinda". Una obra de autoayuda... si no fuera porque se
trata de un proyecto, de raigambre estoica, de repensar el ser humano y
su posición en el mundo.