A lo largo del siglo XIX, y hasta mediados del siglo XX, la inmigración italiana representó uno de los influjos poblacionales más grandes de la historia de América, continente que recibió en este periodo de tiempo poco menos de cincuenta y dos millones de inmigrantes europeos. Si bien su principal país recptor fue Estados Unidos, América Latina recibió más de once millones de inmigrantes, cuya mayoría se componía de italianos, diáspora que dejó una huella indeleble en los distintos países en que se asentó.
El presente libro, escrito por el compositor y musicólogo Alexander Klein, en un valioso aporte a la reconstrucción del legado musical, cultural y aún político que dejó la diáspora italiana en Bogotá, capital de Colombia, país que si bien ha recibido un influjo mínimo de italianos, también se ha visto fuertemente influenciado por ellos a lo largo de su historia.