Una familia chilena en tres generaciones, tres diferentes rupturas, tres etapas de la vida. Cada uno de los once capítulos de este libro opera como un cuento que muestra cómo en sus insistencias, silencios y fallos, sin quererlo, se construye y se vacía una red familiar. Kintsugi hace referencia a la técnica japonesa de reparar cerámicas mostrando la historia de las rupturas. Nombrar el proceso de construcción a partir de lo roto es otro de los aciertos de la segunda novela de María José Navia, una de las figuras más prometedoras de la literatura contemporánea en América Latina.
«En los intersticios de lo visible y lo invisible, y en esos pequeños abismos que separan a un cuento del siguiente, es donde los personajes de este libro singular van haciéndose cada vez más cercanos y necesarios. Ahí mismo, en todo lo que no se dice pero que está sin estar, es también donde Kintsugi nos aprieta más fuerte el corazón. Leerlo fue una experiencia reveladora, inmensamente grata».
Rodrigo Hasbún
«Una familia rota, una novela hecha de retazos llamados cuentos. Una prosa ágil y extraordinaria que recomiendo con entusiasmo».
Lina Meruane