De regreso a Roma tras su exitosa campaña en España, Julio César se hace nombrar cónsul y dictador perpetuo. Es entonces cuando, en defensa de la República, Casio pone en marcha una conspiración para asesinarlo con ayuda del noble Bruto. Sin embargo, Marco Antonio volverá la opinión pública en contra de los conspiradores, en una jugada que llevará a los lectores a reflexionar sobre el honor, la ambición y la integridad.
En el imprescindible prólogo escrito para nuestra edición, el novelista y experto en literatura inglesa Santiago Posteguillo destaca la plena vigencia de esta pieza en la que el ejercicio de la autoridad llama a los peores excesos políticos.