Mo Yan se inspira en las raíces más profundas de su biografía para construir esta novela: la del hijo de unos campesinos pobres de Shandong que sueña con ingresar en la universidad para escapar de la penuria. A Yongle, «Alegría eterna», álter ego del autor y protagonista, sus repetidos fracasos en el examen de acceso a la universidad lo empujan gradualmente a la desesperación y a refugiarse en un mundo secreto poblado de espejismos y recuerdos. El propio Mo Yan también sufrió la miseria en la misma provincia china, recluido en el silencio y en la soledad, y salvado por el deseo embriagador de escribir para poder «derramar y comer ravioles en cada comida». En esta susurrante historia de astillas de agua, luz y noche, la poesía brota de los cálidos olores de la tierra sin negar la más cruda trivialidad; y Yongle, en un instante final, se siente invadido por la emoción de una alegría suprema.