He aquí la historia de los hijos de una revolución, de muchas revoluciones. He aquí la vida en una isla. No, en dos: de Cuba a la República Dominicana, ida y vuelta... Sin embargo, esta novela no es local: su pasión, las contradicciones de sus personajes, la demolición de las viejas ideas de justicia e igualdad en pos del dinero, son universales y en muchos momentos parece que leyéramos sobre nuestro día a día, sobre este país, cualquier país. Digámoslo con rotundidad: Argenis Luna, protagonista de esta novela, es tanto un personaje mitológico como un paria de la tierra. A las diez páginas de vivir junto a él lo comprendemos y lo amamos. Sus contradicciones son las nuestras. Se quedará a vivir para siempre a nuestro lado.
No es seguro que Argenis vaya a dejar de decepcionar a quienes lo rodean, aunque sus padres lo hayan enviado a Cuba para alejarlo de la heroína. Una recaída lo empuja a vender lo poco que le queda y lo separa de Susana. Ahora, gracias a la amistad con el entrañable Vantroi, el apoyo de su tía Niurka y un pasaje de vuelta a Santo Domingo, donde su padre recién ha ganado las elecciones, tiene la oportunidad de retomar su carrera como artista y marcar un punto de quiebre en su vida. En Hecho en Saturno aparecen ante el lector dos islas y un mismo desencanto.