Hace unos meses soñamos con una revista en papel que fuera compañera de viaje del portal FILOSOFÍA & CO, filco.es. Hoy es una realidad que llega a muchos países y se mueve por cientos de librerías de todo el mundo... Y todo gracias a quienes estáis ahí. Vuestra acogida en el primer número fue impresionante y desde este segundo número queremos haceros llegar nuestro agradecimiento. En Ética a Nicomaco, Aristóteles aseguraba que los individuos a quienes les une un nexo amistoso prescinden del interés, lo ven todo con generosidad y se orientan a un mismo objetivo: el cuidado mutuo. El teatro del mundo, en el que cada uno empleamos máscaras para nuestro quehacer cotidiano, se convierte, con la aparición de la amistad, en una escena donde la sinceridad y el apoyo permiten desprenderse de esas caretas. Tener a alguien cerca con quien compartir inquietudes y anhelosos es una gran suerte. Compartir: dividir lo que se tiene en común para disfrutarlo (y a veces sufrirlo). Por eso, apuntaba Aristóteles, el agradecimiento entre quienes están vinculados por la amistad ha de ponerse de manifiesto sin temor. Agradecer a quien transita con nosotros la vida es signo de amabilidad, cercanía y respeto. Amistad y gratitud son virtudes filosóficas que trascienden el decorado de la existencia. Quienes compartimos la pasión por la filosofía como un impulso ineludible para cambiar el mundo mantenemos un vínculo de amistad, porque, como también dijo Zambrano, la vocación es «. Al fin y al cabo, eso es la filosofía: un ahínco inextinguible por investigar y conocer cuanto nos rodea.
