Andrik tiene trece años, su madre lo entregó a una mujer que esclaviza jovencitos, pero un día decide escapar, sólo para caer en manos de un amante celoso que lo mantiene preso para evitar que vuelva a prostituirse en las calles del puerto. Zahir, el hermano mayor de Andrik, harto de los maltratos de la misma mujer demente y del constante abuso por parte de los limpiavidrios con los que se codea, decide fugarse para rescatar a su hermano; será capaz de asesinar a quien se interponga entre él y la fantasía de una vida al lado de Andrik. En la misma ciudad, el mismo día, Pachi y Vinicio deciden realizar una excursión a una playa solitaria. Ambos quieren alejarse de sus conflictos: Pachi, los reclamos de su esposa embarazada, su empleo mal pagado, su vida rutinaria; Vinicio, la histeria de su dominante madre, su fracaso para salvar a Amanda de sí misma, y las dudas que la reciente muerte de su padre proyectan sobre su origen. Los caminos de estos cuatro frutos podridos se entrelazan en una jornada plena de alcohol y drogas, calor agobiante y amores ilícitos.