La economía global se expande con consecuencias: desigualdad y desempleo, desplazamientos, destrucción de la tierra y agua. Se trata de dislocaciones socioeconómicas que no pueden ser explicadas con las herramientas tradicionales de la sociología, en los habituales términos de -pobreza- e -injusticia-. De acuerdo con la autora, esas dislocaciones se comprenden con mayor precisión si se conceptualizan como tipos de expulsiones. S. Sassen dibuja conexiones para iluminar la sistematicidad de las expulsiones, poniendo al descubierto cómo la economía global hace que sea difícil trazar líneas de responsabilidad, como para que quienes se benefician se sientan responsables del daño que causan.