El nombre de Carl Schmitt se ha vuelto familiar en los medios de comunicación, que han convertido la ya famosa distinción "amigo/enemigo" en un lugar común de lo más triviales análisis políticos. Ensombrecida por ese uso vulgar, su obra, sin embargo, no ha dejado de crecer en influencia en el mundo académico y es un instrumento cada vez más útil para comprender las variadas y contradictorias dimensiones de lo político en el mundo contemporáneo. Contra esos lugares comunes que hacen de Schmitt o bien el ideólogo del nazismo, o bien la referencia intelectual de los abundantes populismos que, a izquierda y derecha, se refugian detrás de sus teorías o son condenados por supuestamente abrevar en ellas, Andrés Rosler construye una interpretación original de una consistencia sorprendente. En forma de un comentario a "El concepto de lo político", obra cumbre del pensamiento schmittiano, aunque sin limitarse a ella, "Estado o revolución" muestra de qué modo el autor alemán, como buen hobbesiano, reivindica la soberanía estatal frente a los intereses corporativos (sean comunistas, fascistas o capitalistas) sin dejar de expresar su admiración por "los grandes liberales clásicos, como Burke, Constant y sobre todo Tocqueville