En la sociedad vigilada por la racionalidad científica, los elementos heterogéneos de la sociedad, se ordenan en los estantes de los anormales o inasimilables, que resisten a todo ingreso en la unidad armoniosa.
Pero en lo heterogéneo Bataille descubre un erotismo diferente al de la complementariedad de los opuestos. Lejos de esta quimera de la unidad, el erotismo según Bataille es el lugar de una violencia desesperada, inscrita en la perspectiva de la muerte, en relación con un deseo que transgrede el lazo de prohibición, introduciendo, por encima de la moral, una erótica. No hay homogeneidad social que no esté resguardada contra la fuerza o el choque de la realidad heterogénea. Es el caso, por ejemplo, de la realidad heterogénea de la locura o la resultante de la experiencia psicoanalítica. Lacan leyó a Bataille y tiene un lugar importante en este libro tanto en su análisis del ojo y la mirada como en sus alusiones encubiertas al escritor.