Aprende inglés con una de nuestras ilustradoras más internacionales, colaboradora de The New Yorker.
Un fenómeno editorial con ocho ediciones.
Hay dos tipos de personas: los que aprenden idiomas con facilidad y los que andan peleándose siempre con cualquier lengua que no sea la suya. Yo (y probablemente tú también) soy del segundo tipo. No quiero ni pensar en la cantidad de horas (¡y dinero!) que he dedicado a aprender inglés cuando en realidad lo odiaba. Pero, como la gente parece tan inteligente cuando lo habla, no he cejado en el empeño. Lo que me ha llevado a hacer cursos online, cursos intensivos de verano, e incluso ir hasta Nueva York y madrugar en pleno invierno para llegar al Far West ruso de Brooklyn; resistir el sopor de clases impartidas en pleno Times Square por profesoras de acento dudoso que, mientras tanto, recibían masajes de entregadas alumnas japonesas.
Todo ello aderezado con los correspondientes libros de texto de temáticas emocionantes como solo pueden serlo los deportes de riesgo y los fenómenos atmosféricos; vocabulario de uso cotidiano para cuando vas a comprar el pan, ves sobrevolar un parapente y el huracán de turno irrumpe.
Llegados a este punto y al otro lado del Atlántico, una, que tiene memoria de pez, no puede permitirse olvidar lo que aprende, y por eso empecé a dibujar también para recordar palabras y estructuras. Y los dibujos se convirtieron en este libro y el inglés en algo entretenido. A mí me ha servido para enlazar algunas palabras en otro idioma y parecer más lista.