No es este un libro triste, no es un libro tronante, es simplemente una despedida. Por eso José Saramago, Pese a estar atento a la anécdota del día o al suceso terrible, pese a usar el humor y la ironía y emplearse a fondo en la compasión, rescata textos dormidos que son actuales y nos los deja como regalos inesperados, como un testamento , simplemente ofrendas intimas que desvelan pasiones y sueños.