En 1941 el profesor Richard Evans Schultes, quien después sería hasta el día de su muerte el director del Museo Botánico de Harvard, se internó en la selva amazónica donde pasó los siguientes doce años de su vida explorando ríos que no figuraban en los mapas, recolectando plantas desconocidas para la ciencia y estudiando la sabiduría y las costumbres de docenas de tribus indígenas de Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia, Venezuela y, particularmente, Colombia. Treinta años después, a principios de la década de los años setenta, Schultes envió a dos de sus alumnos más destacados, Tim Plowman y Wade Davis, a seguir sus pasos con el ánimo de investigar los secretos botánicos de la coca, la vilipendiada fuente de la cocaína, la planta sagrada conocida entre los incas como "la hoja divina de la inmortalidad".
Uno de los resultados de esta segunda expedición fue la muerte prematura de Tim Plowman, a quien se rinde homenaje en este libro junto con el maestro Schultes.