MARTÍ PÉREZ, JOSÉ / MUTIS DURAN, SANTIAGO
Dolor infinito debía ser el único nombre de estas páginas.
Dolor infinito, porque el dolor del presidio es el más rudo, el más devastador
de los dolores, el que mata la inteligencia, y seca el alma, y deja en ella huellas
que no se borrarán jamás.
Nace con un pedazo de hierro; arrastra consigo este mundo misterioso que
agita cada corazón; crece nutrido de todas las penas sombrías, y rueda, al fin,
aumentado con todas las lágrimas abrasadoras.
Dante no estuvo en presidio.
Si hubiera sentido desplomarse sobre su cerebro las bóvedas oscuras de
aquel tormento de la vida, hubiera desistido de pintar su Infierno. Las hubiera
copiado, y lo hubiera pintado mejor.