Hay viajes que no escogemos hacer y aún así no dejan de ser maravillosos. La historia que les voy a contar es una historia real: es la historia de cuando mi nieto se paralizó de pies a cabeza en 24 horas y fue transportado a un mundo extraño y surreal, muy lejos de casa. Es también la historia de una niña audaz que repentinamente llega para guiarlo, y de cómo un zorro y un conejo de peluche cobran vida para sacarlo y, a veces, meterlo en problemas. Bueno, pasamos momentos duros en el hospital y cuando le leía cuentos se perdía la noción del tiempo, como la de la realidad.