El colonialismo no ha sido superado. Para Tapia, este se basa en primer lugar en el extractivismo, que subordina las sociedades colonizadas a las sociedades conquistadoras, al tiempo que bloquea el autodesarrollo de las primeras, suprime su autonomía política, en beneficio de la producción de rentas para la metrópoli o, en sus formas modernas, para las grandes corporaciones globales. Y, en segundo lugar, en el establecimiento de una jerarquía entre sociedades y de una relación señorial entre colonizadores y colonizados.
El colonialismo interno sería la incorporación por estos colonizados, más allá del color de la piel o la clase de origen, de este núcleo colonial. Tapia aplica así este desarrollo teórico a los gobiernos posindependencia y también al largo gobierno del MAS de Evo Morales. En los tres ensayos contenidos en este volumen, la elaboración y la crítica conceptual se van conjugando con el análisis del que ha sido la bandera de los gobiernos progresistas de la región.
El paisaje político que dibuja se aleja mucho de la idea de un Estado más democrático. Antes bien, el largo ciclo de gobierno del MAS acaba por definirse bajo lo que Tapia llama un Leviatán criollo, un proyecto que profundiza el extractivismo, el carácter autoritario y señorial del Estado y la jerarquía intersocietal-racista.