El genio lúcido, doloroso y atormentado de Flannery O'Connor alcanza sus más altas cimas en el cuento, género que cultivó ininterrumpidamente desde sus años de estudiante hasta su prematura y trágica muerte.
Las historias de este libro hiriente y sobrecogedor tienen como escenario los pueblos y las tierras del sur de Estados Unidos, especialmente su Georgia natal, un mundo decrépito y en ruinas cuyo secular abandono y pobreza ancestral aparecen marcados por la violencia y el odio. Pero, más allá de la sordidez, los conflictos raciales, el asfixiante peso de la religión y la frustrada lucha por la libertad, hay siempre en los cuentos de Flannery O'Connor una extraña belleza, una íntima exposición moral de la condición humana que trasciende la anécdota.
Comparada a menudo con William Faulkner o Carson McCullers, con quienes forjó lo que se ha llamado el «gótico sureño», Flannery O'Connor es una de las narradoras imprescindibles de la literatura norteamericana del siglo XX.