Andrés Galván, cantor de tangos en decadencia, y Tony Rocha, un boxeador también en el ocaso de su carrera, son los memorables protagonistas de esta historia ambientada en un pueblo imaginario de la provincia argentina durante la dictadura: una extraña pareja en horas bajas que sufre sobre su curtida piel, con la dignidad de los luchadores derrotados, los efectos de la violencia y los abusos del régimen militar. El plan de ambos, cuando llegan a Colonia Vela, es hacer lo suyo, cobrar e irse. Su problema es que, desde el momento en el que se bajan del tren, van tomando conciencia de que, para cobrar, deberán tragarse el orgullo y agachar la cabeza delante de los milicos. A medida que la acción avanza, las figuras de los dos protagonistas emergen como símbolos universales de la lucha por la supervivencia, y la prosa descarnada y chandleriana de Soriano construye el cuadro estremecedor de una comunidad sumida en el miedo y el silencio y rendida a la injusticia y a la prevaricación. «Cuarteles de invierno» retrata así, de forma excepcional y metafórica, la crueldad que posee la violencia cuando se hace sistemática e inexplicable.