El protagonista de esta historia es un niño solitario que se entretiene jugando a las canicas. De pronto, un día, encuentra unas canicas diferentes. ¡Son caramelos! ¡Y además, mágicos!
La autora e ilustradora coreana, ganadora del premio The Astrid Lindgren Memorial Award, compone un curioso, extraño y conmovedor relato arropado por sorprendentes ilustraciones, integrando llamativos muñecos de papel maché fotografiados. Cada emoción de los personajes parece salir del libro en cada página.
Un cuento perfecto para entender que es importante escuchar a los demás con un oído afinado, que no todo es lo que parece y que cuando uno halla sus propias palabras, se produce la magia: uno cambia.