En Capricho de la reina Jean Echenoz reúne varios relatos previamente publica-dos en revistas de arte y proyectos diversos, como una publicación teatral. Son siete cuentos que nos transportan a siete lugares: un parque, un puente, el fondo marino, Suffolk, Mayenne, Babilonia y Le Bourget.
Siete historias en las que veremos desfilar al decrépito y heroico almirante Nelson, vencedor en la batalla de Trafalgar, o al obsesivo ingeniero de puentes Gluck; en las que seguiremos el trazo de la pluma de un escritor que dibuja una exquisita panorámica de la campiña de Mayenne, y nos acercaremos a las estatuas de los jardines de Luxemburgo en París. Se trata de «caprichos», tal vez por su aparente arbitrariedad temática. Pero entre pieza y pieza descubrimos un hilo invisible que los engarza, y no es otro que el impecable estilo de un escritor que construye con las palabras justas y la precisión de un miniaturista un espléndido conjunto de grandes relatos.
«En Capricho de la reina encontramos el virtuosismo Echenoz, el encanto Echenoz, el humor Echenoz, y su talento, ese talento presente en sus otras obras, y aquí más libre que nunca» (Bernard Pivot).
«Jean Echenoz, ese miniaturista que pinta al fresco, ese taciturno alegre, ese discreto deslumbrante, ese tímido elocuente, es un oxímoron en vida, el único novelista contemporáneo capaz de narrar, en apenas ciento veinte páginas, los diez últimos años de Maurice Ravel o el largo desastre del 14-18. Una prueba suplementaria de su arte nos la ofrecen placer de dar, júbilo de recibir estos relatos publicados aquí y allá, y que, sabiamente retocados y compilados, son una excelente muestra de la notable técnica de este escritor, y amplían aún más el territorio de la Echenozia» (Jérôme Garcin, Le Nouvel Observateur).
«Una colección de nouvelles del gran escritor francés, finamente cinceladas» (Raphaëlle Leyris, Le Monde).
«Un arte narrativo que alcanza en Capricho de la reina su punto álgido, así como su línea de fuga» (Philippe Lançon, Libération).
«Jean Echenoz es un guía extraordinario. Con él viajamos instruyéndonos y divirtiéndonos enormemente» (Alexandre Fillon, Livres Hebdo).