En algunas culturas orientales el blanco es el color del luto. Quizá las cosas blancas que nos rodean preservan nuestro dolor, contienen una angustia que no sabemos ver a primera vista. Kang se adentra en una delicada indagación literaria y busca, a través de la descripción de cosas cotidianas, el mal que siempre ha sentido por la ausencia de una hermana a quien no conoció.
A partir de la redacción aparentemente banal de una lista de cosas blancas, Han Kang hace un conmovedor ejercicio de introspección, buscando el epicentro de su dolor existencial.