La vejez es bienaventurada. Al contrario de muchas ideas convencionales, Robert Redeker devuelve a su lugar y destaca ese momento de la vida que en estos tiempos suscita tanto temor y represión. En estas condiciones, ¿cuál puede ser el porvenir de la vejez? ¿Será que para mantenerse vivo se debe imitar este jovenismo reinante en su apariencia física, su forma de vestir o sus alternativas de vida? Hay que saber aceptar la vejez para asumirla y vivirla, responde el filósofo en un libro poderoso y profético. Si se la comprende bien, la vejez es resistencia no de un pasado muerto e idealizado sino de la vida que viene de tiempos remotos. La vejez garantiza en el ser la conservación de las raíces que la sociedad se empeña en destruir y de la que ya no quiere oír hablar. Es necesario salvar la vejez del aniquilamiento, pues sin ella nuestra civilización está en peligro de extinción. ¿Y si la vejez fuera el porvenir y la salvación del mundo?