A través de la conversación entre un viejo pintor y su modelo, el artista rememora todo lo que sabe
del amor y, más concretamente, sobre la relación de los hombres y las mujeres con el sentimiento
amoroso y el amor físico. Ha visto y vivido mucho y conoce desde hace tiempo la historia de los
sentimientos y los deseos. Pero siempre será como el arlerí, un pequeño pájaro frágil y caprichoso,
del que dicen que no tiene cerebro. Tras este cara a cara el autor trata de medir la distancia del
abismo que separa a hombres y mujeres, medir con el fin de tender un puente.
Fundiéndose con el relato (en el que se adivinan retazos autobiográficos), Baudoin evoca los sentidos
y los sentimientos con una gran dulzura no exenta de poesía y melancolía. El autor de El
viaje desvela los sentimientos de sus personajes, de la misma forma que le gusta descubrirse a sí
mismo, con pudor, sensibilidad, ternura e inteligencia, invitándonos a sondear dentro de nuestra
propia intimidad, de nuestros secretos y a buscar nuestras propias respuestas. Un libro precioso y
delicado que nos toca casi sin darnos cuenta.