La melancolía fue, acaso, mi vida ocurriendo en pasado, un amor que comenzó por el final.
Adiós al frío se despide de todo aquello que nos inmoviliza, lo que no nos permite movernos ni avanzar. Con una voz potente y firme, Elvira Sastre se instala en la innegable calidez de la luz, alejándonos de todo lo que nos congela.
«Elvira Sastre es poeta, y el oficio de los poetas supone un esfuerzo por entender la vida. (...) Es la necesidad de decir, de decirse, de contarlo, de permanecer en una voz. Pero también el deseo de escuchar la nieve o el mar, la manera de habitar en dos orillas, de meditar el dolor y el amor, las heridas que no se ven y aquello que nos hace felices sin que sepamos nombrarlo. Una poesía hecha de insistencia, una poeta que quiere llegar hasta los huesos, como nos enseñó César Vallejo. Una lucidez que no oculta la razón de los lamentos, pero que enumera e insiste en una voluntaria fe de vida».