Desplazada del centro de atención por la actual avalancha de estímulos audiovisuales, la imagen cinematográfica puede erigirse todavía como espacio fronterizo privilegiado, una grieta, más que una ventana, cesura fertil a traves de la que vislumbrar el misterio fundacional de la imagen en movimiento: su carácter fantasmagórico. Pues el cine se nutre de nuestra sombra y captura como ningún otro arte